sábado, 20 de septiembre de 2008
JUAN GELMAN: "Gotán"
Juan Gelman - Este poeta excepcional nació en Buenos Aires —en el histórico barrio de Villa Crespo— en 1930. Su primera obra publicada, Violín y otras cuestiones, prologada entusiastamente por otro grande de la poesía, Raúl González Tuñon, recibió inmediatamente el elogio de la crítica. Considerado por muchos como uno de los más grandes poetas contemporáneos, su obra delata una ambiciosa búsqueda de un lenguaje trascendente, ya sea a través del "realismo crítico" y el intimismo, primeramente, y luego con la apertura hacia otras modalidades, la singularidad de un estilo, de una manera de ver el mundo, la conjugación de una aventura verbal que no descarta el compromiso social y político, como una forma de templar la poesía con las grandes cuestiones de nuestro tiempo.
Fue obligado a un exilio de doce años por la violencia del terrorismo de Estado, que además le arrancó un hijo y a su nuera, embarazada, quienes pasaron a formar parte de la dolorosa multitud de "desaparecidos".
En 1997 recibió el Premio Nacional de Poesía. Su obra ha sido traducida a diez idiomas.
Reside actualmente en México, aunque "Volver, vuelvo todos los años, pero no para quedarme. La pregunta para mí no es por qué no vivo en la Argentina sino por qué vivo en México. Y la respuesta es muy simple: Porque estoy enamorado de mi mujer, eso es todo". Perdonando tamaño romanticismo, la ciudad de Buenos Aires lo honró -y se honró- con el título de ciudadano ilustre
Fuente: "Juan Gelman, Obra Poética" de Ediciones Corregidor, 1975
Gotán (1956-1962), La Rosa Blindada, Buenos Aires, 1962. (Reeditado en 1996)
JUAN GELMAN
GOTÁN
Ediciones LA ROSA BLINDADA
Buenos Aires
Colección de Poesía LA ROSA BLINDADA
Dirigida por
José Luis MANGIERI
Dibujo de
CARLOS GORRIARENA
Edición al cuidado de
HORACIO NÉSTOR CASAL
1ª edición: diciembre de 1962
Queda hecho el depósito que previene la ley by Ediciones LA ROSA BLINDADA, Corrientes 2565, Bs. Aires, 1965. Printed in Argentine.
IMPRESO EN ARGENTINA
GOTÁN
Esa mujer se parecía a la palabra nunca,
desde la nuca le subía un encanto particular,
una especie de olvido donde guardar los ojos,
esa mujer se me instalaba en el costado izquierdo.
Atención atención yo gritaba atención
pero ella invadía como el amor, como la noche,
las últimas señales que hice para el otoño
se acostaron tranquilas bajo el oleaje de sus
manos.
Dentro de mí estallaron ruidos secos,
caían a pedazos la furia, la tristeza,
la señora llovía dulcemente
sobre mis huesos parados en la soledad.
Cuando se fue yo tiritaba como un condenado,
con un cuchillo brusco me maté,
voy a pasar toda la muerte tendido con su nombre,
él moverá mi boca por la última vez.
EN LA CARPETA
Tomé mi amor que asombraba a los astros
y le dije: señor amor,
usted crece de tarde, noche y día,
de costado, hacia abajo, entre las cejas,
sus ruidos no me dejan dormir perdí todo apetito
y ella ni nos saluda, es inútil, inútil.
De modo que tomé a mi amor,
le corté un brazo, un pie, sus adminículos,
hice un mazo de naipes
y ante la palidez de los planetas
me lo jugué una noche lentamente
mientras mi corazón silbaba, el distraído.
EL FACTO Y LOS POETAS
Los poetas se mueren de vergüenza,
ningún decreto los prohibe,
ninguna radio los calumnia,
los poetas se mueren de vergüenza.
Alguna vez, de noche,
se ve pasar a un poeta con camello,
ubro de péstalos con crama espaminostas,
lástima, lástima, dicen las vecinas,
porque era un buen muchacho.
Muchos de ellos se encuentran sin cojones
en el momento culminante del cariño:
no es problema, se escriben un versito
pa' la posteridá.
ANCLAO EN PARÍS
Al que extraño es al viejo león del zoo,
siempre tomábamos café en el Bois de Boulogne,
me contaba sus aventuras en Rhodesia del Sur
pero mentía, era evidente que nunca se había movido
del Sahara.
De todos modos me encantaba su elegancia,
su manera de encogerse de hombros ante las
pequeñeces de la vida,
miraba a los franceses por la ventana del café
y decía "los idiotas hacen hijos".
Los dos o tres cazadores ingleses que se había
comido
le provocaban malos recuerdos y aun melancolía,
"las cosas que uno hace para vivir" reflexionaba
mirándose la melena en el espejo del café.
Sí, lo extraño mucho,
nunca pagaba la consumición,
pero indicaba la propina a dejar
y los mozos lo saludaban con especial deferencia.
Nos despedíamos a la orilla del crepúsculo,
él regresaba a son bureau, como decía,
no sin antes advertirme con una pata en mi
hombro
"ten cuidado, hijo mío, con el París nocturno".
Lo extraño mucho verdaderamente,
sus ojos se llenaban a veces de desierto
pero sabía callar como un hermano
cuando emocionado, emocionado,
yo le hablaba de Garlitos Gardel.
A LA PINTURA
Dénise trabaja en el Musée du Louvre buffet del
ler. piso,
entre mesas o ingleses ella conduce su cuerpo con
toda decisión,
su culo es más sonoro que los mundos de Rubens
y se parece a la esquina de las palomas de l'Avenue
des Champs Elysées.
Todo el día todo el día moviéndose moviéndose
suelta especie de pájaros que revolotean a su alrededor
y la describen en el aire saludando al gran pueblo
antes de regresar dulcemente a su carne.
Dénise trabajaba y nunca había visto a la Gioconda
pero su cuarto en Poissonniére
era un país siempre dispuesto para el amor,
cada noche su oleaje golpeaba las ventanas.
Cuando abrazaba al hombre miraba hacia la
puerta
como si la ternura fuese a entrar de repente,
a veces se le volaban pájaros oscuros
como una tristeza después de haber amado.
MARIA LA SIRVIENTA
Se llamaba María todo el tiempo de sus 17 años,
era capaz de tener alma y sonreír con pajaritos,
pero lo importante fue que en la valija le encontraron
un niño muerto de tres días envuelto en diarios
de la casa.
Qué manera era esa de pecar de pecar,
decían las señoras acostumbradas a la discreción
y en señal de horror levantaban las cejas
con un breve vuelo no desprovisto de encanto.
Los señores meditaron rápidamente sobre
los peligros
de la prostitución o de la falta de prostitución,
rememoraban sus hazañas con chirusas diversas
y decían severos: desdeluegoquerida.
En la comisaría fueron decentes con ella,
sólo la manosearon de sargento para arriba,
pero María se ocupaba de llorar,
los pajaritos se le despintaron bajo la lluvia
de lágrimas.
Había mucha gente desagradada con María
por su manera de empaquetar los resultados del
amor
y opinaban que la cárcel le devolvería la decencia
o por lo menos francamente la haría menos bruta.
Aquella noche las señoras y señores se perfumaban
con ardor
por el niño que decía la verdad,
por el niño que era puro,
por el que era tierno,
por el bueno,
en fin,
por todos los niños muertos que cargaban en las
valijas del alma
y empezaron a heder súbitamente
mientras la gran ciudad cerraba sus ventanas.
PEDRO EL ALBAÑIL
Aquí amarán, aquí odiarán, decía Pedro, albañil,
cantando, levantando las paredes,
se le habían endurecido las manos en el oficio
pero en las palmas todavía se le alzaban dulzuras
y tristezas
que iban a dar al muro, al techo
y después, con el tiempo, ardían sordamente
o entraban a los ojos de las mujeres dulces en
las habitaciones
y ellas entristecían como quien se descubre una
nueva soledad.
Pedro, desde el andamio,
solía cantar el Quinto Regimiento,
les hablaba a los compañeros sobre Guadalajara,
Irún,
se callaba de pronto a solas con su España.
De noche ponía sus manos a dormir
y él se volvía al frente envuelto en sus balazos,
remataba a sus muertos para que no haya olvido,
la cuchara de nuevo se le llenaba de rabia.
Y la mañana que se fue del andamio parecía
que una pregunta aún le brillaba en el fondo,
los compañeros lo rodeaban esperando en silencio
hasta que uno vino y dijo; "Levanten al difunto".
COMO ESPERANZA
CONDECORACIONES
Condecoraron al señor general,
condecoraron al señor almirante,
al brigadier, a mi vecino
el sargento de policía,
y alguna vez condecorarán al poeta
por usar palabras como fuego,
como sol, como esperanza,
entre tanta miseria humana,
tanto dolor
sin ir más lejos.
LA VEZ QUE VI A JIRI WOLKER
Entre un jueves y un viernes me parece,
en una calleja entre ambos
oscura, húmeda, con toses
cayendo sobre las piedras,
en la ventana había una flor
de color rojo entre miasmas
de humillaciones amontonadas,
mirando mirando mirando
el espectáculo del mundo,
crecía contra la miseria,
cada dolor golpeándola
la hacia temblar para otro aroma,
la flor se iba convirtiendo
en el color rojo de la flor
y cuando estalló se oyeron
ruidos de pobres de la tierra
puestos de pie bajo sus rostros
y entonces vi a Jiri Wolker,
su corazón desenvainado
girando por el aire como
todos los fuegos en la noche.
MI BUENOS AIRES QUERIDO
Sentado al borde de una silla desfondada,
mareado, enfermo, casi vivo,
escribo versos previamente llorados
por la ciudad donde nací
Hay que atraparlos, también aquí
nacieron hijos dulces míos
que entre tanto castigo te endulzan bellamente.
Hay que aprender a resistir.
Ni a irse ni a quedarse,
a resistir,
aunque es seguro
que habrá más penas y olvido.
EL ÁRBOL
De la violenta madrugada
un hombre entra a su casa y el olor de sus hijos
le golpea la cara, los olvidos, la furia,
ahora cierra la puerta con doble llave
y se saca la gente, la ropa con cuidado,
apaga los gritos de la camisa
o los ojos del camarada que brillan en la cárcel
y oye cómo se mueve la ternura en la pieza,
bajo sus ramas dormirá todavía una noche,
bajo sus ramas yacerá cuando caiga.
31 DE MARZO
Ha terminado el mes
y e! hijo sin venir
y mi hermano sin volver.
Ha terminado el mes y no te amé las piernas
y no escribí ese poema del otoño en Ontario
y pienso pienso pienso
se fue otro mes
y no hicimos la revolución todavía.
OPINIONES
Un hombre deseaba violentamente a una mujer,
a unas cuantas personas no les parecía bien,
un hombre deseaba locamente volar,
a unas cuantas personas les parecía mal,
un hombre deseaba ardientemente la Revolución
y contra la opinión de la gendarmería
trepó sobre los muros secos de lo debido,
abrió el pecho y sacándose
los alrededores de su corazón,
agitaba violentamente a una mujer,
volaba locamente por el techo del mundo
y los pueblos ardían, las banderas.
DIEZ
Toda la bisutería poética subiendo la escalera,
el do de pecho, el dol de pecho, el dolorazo
patrón del pecho y sus adjuntos
no alcanzan, nada sobran
para el infeliz que regresa a su casa a medianoche
y repite obsedido una palabra:
revolución, revolución.
LA VICTORIA
En un libro de versos salpicado
por el amor, por la tristeza, por el mundo.
mis hijos dibujaron señoras amarillas,
elefantes que avanzan sobre paraguas rojos,
pájaros detenidos al borde de una página,
invadieron la muerte,
el gran camello azul descansa sobre la palabra ceniza,
una mejilla se desliza por la soledad de mis huesos,
el candor vence al desorden de la noche.
UNA MUJER Y UN HOMBRE
Una mujer y un hombre llevados por la vida,
una mujer y un hombre cara a cara
habitan en la noche, desbordan por sus manos,
se oyen subir libres en la sombra,
sus cabezas descansan en una bella infancia
que ellos crearon juntos, plena de sol, de la luz,
mujer y un hombre atados por sus labios
llenan la noche lenta con toda su memoria,
una mujer y un hombre más bellos en el otro
ocupan su lugar en la tierra.
CUBA SI
CUBA SÍ
Es duro y seco el suelo aquí
como regado con derrotas, lloros oscuros,
cada noche te abrazo besándote los párpados,
no más que mi ternura tengo para ofrecerte,
es tierno lo que nace es tierna Cuba
es decir que te ofrezco todos mis nacimientos,
lo que me das, lo que aprendí de mí queriéndote,
la sed que das, exactamente.
FIDEL
dirán exactamente de fidel
gran conductor el que incendió la historia etcétera
pero el pueblo lo llama el caballo y es cierto
fidel montó sobre fidel un día
se lanzó de cabeza contra el dolor contra la muerte
pero más todavía contra el polvo del alma
la Historia parlará de sus hechos gloriosos
prefiero recordarlo en el rincón del día
en que miró su tierra y dijo soy la tierra
en que miró su pueblo y dijo soy el pueblo
y abolió sus dolores sus sombras sus olvidos
y solo contra el mundo levantó en una estaca
su propio corazón el único que tuvo
lo desplegó en el aire como una gran bandera
como un fuego encendido contra la noche oscura
como un golpe de amor en la cara del miedo
como un hombre que entra temblando en el amor
alzó su corazón lo agitaba en el aire
lo daba de comer de beber de encender
fidel es un país
yo lo vi con oleajes de rostros en su rostro
la Historia arreglará sus cuentas allá ella
pero lo vi cuando subía gente por sus hubiéramos
buenas noches Historia agranda tus portones
entramos con fidel con el caballo
CAMILO CIENFUEGOS
despierto vivo entre las ráfagas del mar anda Camilo
entre madréporas y monstruos con su barba
y asambleas de extrañas criaturas
habla de Cuba el comandante
su voz enciende fuegos en las profundidades
convoca a los ahogados pobrecitos
castigados perdidos en medio del naufragio
asalta los cuarteles del rey del mar camilo no termina
lo vi junto al mercado de los Cuatro Caminos por
ejemplo
en la boca del pueblo al salir de una guitarra
camilo se fue al mar
el sastre el cara de paloma se me fue sin decirme
nada
del malecón la Habana lo vimos una noche que
subían del mar luces como disparos
el sastre dulce cose los retazos del dolor y el amor
su tarea está lejos
un día volverá
la gente se besará de pronto contra la soledad de
mis huesos
HABANA REVISITED
Tenía que ser la Habana,
allí te encontré, allí te perdí,
en la Habana levantada por la marea dulce de la
Revolución
debajo del amor estabas,
en cada rostro de miliciano o miliciana mirando el
mar amigo y enemigo
estabas, ausencia mía, dolor de la memoria,
en la alegría liberada de la Habana hallé tus manos
inclinándose
pero en Las Villas, en Matanzas,
bajo los campesinos entregados por primera vez
a vivir,
bajo la libertad circulando entre ellos como un
río invisible y advertible,
iba tu voz aún crepitando suave dura, fuego sin
apagar.
Así voy aprendiendo mi destino de tenerte en cada
uno menos en ti,
de recorrerte por miles de rostros reuniéndote
y repartiéndote por miles de manos que me tocan,
fue en la Habana un día abierto como tus ojos,
allí te perdí, allí te encontré,
eres interminable,
el pueblo es dulce, íntimo
CARTA A ROBERTO FERNANDEZ RETAMAR, HABANA
Empujado por el verano
o por esta feroz melancolía de mis uñas,
te escribo para preguntarte
no por ti ni por tus suaves águilas:
quiero saber qué pasa en Casablanca.
Alguna vez dejamos sombras por ahí
recuerdo, en Casablanca,
que habrán crecido mucho al pie del malecón,
ya beberán su ron, fumarán su tabaco,
mezclándose con petroleros, pescadores.
Quiero saber qué pasa en Casablanca.
¿Alguien se llama Juan? ¿Quién se llama Roberto
todavía?
¿Alguno anda por áhi con una súbita tristeza?
¿A quién ataca el amor único?
En Casablanca hay una plaza alta sobre la bahía,
en la plaza hay un banco alto sobre la bahía,
en el banco hay sentada una melancolía
mirando cómo crecen los vínculos del fuego.
A alguno se le estarán poniendo lentas las manos
en caricia
y pensará en los pobres del mundo
de modo que si oyes crepitar al otoño
puedo ser yo volviendo a Casablanca
entre otros ruidos de la Revolución.
HABANA-BAIRES
Por andar dividido en dos me ocurre
una lucha, una guerra extraordinaria;
yo saludo a mis partes combatientes,
allá se den, se coman, se destrocen,
van y vuelven de pronto sin permiso,
sus estruendos conmueven a mis conciudadanos,
voy por la calle intervenido, absorto,
lleno de tiros, ayes, cicatrices,
mis pedazos flamean encendidos,
se odian mis mitades con fervor,
no habrán de hallar la paz sino en su polvo
de manifestación ya por la sombra.
FINAL
Ha muerto un hombre y están juntando su sangre
en cucharitas,
querido juan, has muerto finalmente.
De nada te valieron tus pedazos
mojados en ternura.
Cómo ha sido posible
que te fueras por un agujerito
y nadie haya ponido
el dedo para que te quedaras.
Se habrá comido toda la rabia del mundo
por antes de morir
y después se quedaba triste triste
apoyado en sus huesos.
Va te abajaron, hermanito,
la tierra está temblando de ti.
Vigilemos a ver dónde brotan sus manos
empujadas por su rabia inmortal.
PERO ADEMÁS
"María la sirvienta" es para Néstor;
"Condecoraciones", para Coleta;
"Mi Buenos Aires querido", para Julio;
"Una mujer y un hombre", para Juan Carlos.
ÍNDICE
GOTÁN
Gotán
En la carpeta
El facto y los poetas
Anclao en París
A la pintura
María la sirvienta
Pedro el albañil 11
COMO ESPERANZA
Condecoraciones
La vez que vi a Jiri Wolker
Mi Buenos Aires queiido
El árbol
31 de marzo
Opiniones
Diez
La victoria
Una mujer y un hombre
CUBA SÍ
Cuba sí
Fidel
Camilo Cienfuegos
Habana re visitad
Carta a Roberto Fernández Retamar, Habana
Habana-Baires
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